ACERCA DEL CONFORT CLASEMEDIERO
Los hombres concretos y marginados pueblan los camiones y las calles, los miramos a menudo. También leemos el periódico, vemos el noticiario, nos enteramos que ha subido el precio de la tortilla, que hubo un enfrentamiento entre tal sector y la policía, que algunos paisanos fueron agredidos en la frontera con los yunáit. Opinamos, debatimos, especulamos, tomamos una postura al respecto; hacerlo es nuestro derecho, pero más allá de ello, me pregunto con qué autoridad moral y política nos pronunciamos, tantas veces, en favor de las mayorías y marchamos en su nombre y decimos es el colmo, tenemos que hacer algo. Luego compramos libros caros y ropa de marca y dormimos la siesta. En nuestra condición de clase media nos vemos tironeados por tendencias individualistas y por el impulso (a veces fervoroso, a veces producto del análisis, a veces ambos) de ser más que espectadores.
De cualquier manera, nuestra formación académica, nuestros otros acercamientos teóricos a la realidad, en suma la totalidad de nuestro confort clasemediero es posible debido a los impuestos que pagan los ciudadanos y al trabajo de esos hombres marginados. Por ello, quizá en vez de plantear las cosas en términos de autoridad moral, hay que hablar de una deuda social y política. Y aunque parece que poco podemos incidir en la realidad concreta, opinar, debatir, tomar una postura crítica, son condiciones de posibilidad para saldar dicha deuda.